lunes, 27 de marzo de 2017

Rafael Rossi - LOS VALSES QUE NOS GUSTA ESCUCHAR

Rafael Rossi
LOS VALSES QUE NOS GUSTA ESCUCHAR

Remotas antecesoras del vals fueron, probablemente, en la Europa central las danzas campesinas bávaras. Con un movido ritmo, las gentes rústicas taconeaban, se enfrentaban y tomándose de las manos daban vueltas sincrónicas.
Esa danza de pueblo, a fines del siglo XVIII, más que desdeñada era ignorada por la nobleza que mostraba su preferencia por el minué. Violinistas nómades habría llevado luego a la Viena imperial los aires populares del Danubio. Nacido así un baile de pareja enlazada que comenzó a conquistar los salones vieneses y trasladó su conquista a otros países. A mitad del siglo XIX extendía su glorioso apogeo a toda Europa.
Entró primero a solazadas reuniones en residencias distinguidas; penetró de inmediato a las cortes y las embajadas.
En esa época vino de allá a la América austral y eligió nuestras playas. De las mansiones metropolitanas pasó como principal animador a los fastos del Club del Progreso cuando sus salones esplendían con la más alta sociedad de la "gran aldea", como calificó a aquella Buenos Aires de hace un siglo la pluma intencionada de Lucio V. López, en cuyo libro epónimo da importante cometido a " los vaivenes ondulantes del vals en que los cuerpos se deslizan con la música" al presentar envueltos en los giros de la danza a los jóvenes protagonistas.
Haciendo entre nosotros una carrera afortunada, aunque inversa a la de origen, el vals salió de los recintos suntuosos y de los fulgentes pisos encerados para ganar los predios populares: salas familiares modestas, patios de barrio cercados de malvones, rincones suburbanos. Y anduvo más allá, cruzó la línea del arrabal y el campo. Llegó a las chacras y los galpones fiesteros; avanzó, entre halagos de bienvenida, las rutas provincianas. El vals europeo se despojó de galas sonoras y andares majestuosos para afincarse en esta tierra a su imagen y semejanza, para transformarse en un tierno, cantarín, sentimental y diminutivo "valsecito criollo".
Aquí está, de la mano de Rafael Rossi -su muy digno bastonero- en un puñado de melodías y coplas que en su propia sencillez nostálgica tiene su razón de perennidad; meciendo siempre en sus giros los talles y los pies de los que bailan..., las mentes y los corazones de los escuchan.

Rafael Rossi
LOS VALSES QUE NOS GUSTA ESCUCHAR
EMI ODEON 4173
1973

01. EL AEROPLANO - P. Datta
02. AMOR Y CELO - M. Padula, A. F. Roldán
03. LA LOCA DE AMOR - E. Caviglia, R. J. Podestá
04. OLGA - F. Peña
05. FRANCIA - O. Barcero, C. Pesce
06. UNA LAGRIMA - J. Rebolini, J. Durante
07. LA SERENATA DE AYER - M. Buzón, L. Ricardo
08. UN PLACER - V. Romeo, A. Grosa
09. PABELLON DE LAS ROSAS - J. Felipetti, A. Catania, A. M. Felipetti
10. LAGRIMAS Y SONRISAS - P. De Gullo
11. DESDE EL ALMA - R. Melo, V. Piuma Vélez. H. Manzi
12. PALOMITA BLANCA - A. A. Aieta, F. García Jiménez
13. ROSAS DE ABRIL - R. Rossi, E. Cárdenas
14. BAILANDO CON ACORDEON - R. Rossi

4,5,6,8,12,14 cantan Hnos. Casadei
9 cantan Rosita Valentino y Hnos. Pérez
3,10 cantan Hnos. Pérez
11 cantan Sergio Navarro y Hnos. Casadei
13 cantan Carmen Idal y Hnos. Casadei

Reconstrucción técnica año 1973

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